
¿Te pasó alguna vez que te sentís apagada, sin energía o de mal humor, y no entendés por qué?. A veces no es solo el estrés o el cansancio: nuestra alimentación también puede estar diciéndonos algo.
Lo que ponemos en nuestro plato influye directamente en cómo pensamos, sentimos y reaccionamos. Por ejemplo, las frutas y verduras frescas aportan vitaminas y antioxidantes que ayudan a mantenernos con más energía y menos cansancio mental.
Las proteínas, por su parte, no solo ayudan a construir músculos, sino que también mantienen estables los niveles de azúcar en sangre, evitando esos picos de energía seguidos de bajones anímicos.
Y aunque a veces lo pasamos por alto, la hidratación es fundamental: tomar suficiente agua durante el día puede marcar la diferencia entre sentirnos agotados o tener la mente clara y enfocada.
En resumen, cada elección alimenticia es también una elección para cómo queremos sentirnos.
En este artículo, te invito a descubrir cómo una alimentación más consciente puede ser una aliada para tu bienestar emocional.
1. ¿Qué relación tiene la comida con las emociones?
Nuestro cerebro y nuestro sistema digestivo están más conectados de lo que creemos. De hecho, el intestino es conocido como el “segundo cerebro” porque produce más del 90% de la serotonina, el neurotransmisor del bienestar.
Ciertos alimentos contienen nutrientes que ayudan a regular nuestras emociones:
Triptófano: un aminoácido presente en el chocolate amargo, los frutos secos y los lácteos, que ayuda a producir serotonina.
Omega 3: presente en pescados como el salmón, que reduce la inflamación cerebral y mejora el estado de ánimo.
Vitaminas del complejo B: esenciales para mantener el equilibrio emocional. Presente en cereales integrales, legumbres.
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2. Alimentos que mejoran tu estado de ánimo
Hay comidas que literalmente alimentan tu alegría:
Frutas y verduras frescas: ricas en antioxidantes, vitaminas y fibra, ayudan a reducir la inflamación y mejoran la salud intestinal.
Cereales integrales: proporcionan energía sostenida y regulan el azúcar en sangre, lo que evita cambios bruscos de humor.
Legumbres: fuente de hierro y proteínas vegetales que fortalecen cuerpo y mente.
Frutos secos y semillas: aportan grasas saludables y magnesio, ideal para combatir la ansiedad.
Chocolate negro (con moderación): estimula la liberación de endorfinas, las hormonas del placer.
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3. Comidas que pueden empeorar tus emociones.
Al igual que hay alimentos que suman, hay otros que pueden restarte bienestar:
Azúcar refinada: puede dar un pico de energía rápido, pero luego viene el bajón emocional.
Ultraprocesados: galletitas, snacks, embutidos… contienen aditivos que pueden afectar la química del cerebro.
Exceso de cafeína: puede generar ansiedad, insomnio o irritabilidad.
Alcohol: es un depresor del sistema nervioso central, y aunque al principio parece relajarte, puede aumentar la tristeza o el cansancio.
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4. Cómo practicar la alimentación consciente en el día a día.
La alimentación consciente no significa hacer dietas estrictas ni contar calorías, sino aprender a escuchar al cuerpo y disfrutar de cada comida con atención.
Un primer paso sencillo es evitar distracciones: comer sin celular ni televisor y concentrarse en los sabores, texturas y olores. Masticar más despacio también ayuda a que el cuerpo procese mejor los alimentos y podamos identificar cuándo ya estamos satisfechos.
Incluso algo tan simple como agradecer antes de comer nos conecta con el momento presente y nos hace valorar más lo que tenemos en el plato.
Con pequeñas acciones, la alimentación consciente se convierte en una herramienta poderosa para nutrir el cuerpo y también cuidar la mente.
✨ Mini ejercicio de consciencia alimentaria ✨
- Antes de tu próxima comida, respirá profundo tres veces y observá tu plato.
- Anotá en un papel o en tu celular: ¿Qué emociones siento antes de comer? (ansiedad, calma, hambre real, aburrimiento).¿Qué tipo de alimentos elegí? (frescos, procesados, dulces, salados).
- Comé despacio, prestando atención al sabor y la textura de cada bocado.
- Después de comer, volvé a anotar: ¿Cómo me siento ahora? (energético, pesado, satisfecho, con culpa, con gratitud).
Si querés profundizar más sobre cómo la alimentación impacta en el bienestar mental, podés ingresar a la pagina de la Organización Mundial de la Salud y buscar sobre alimentación saludable.
🍴 En conclusión:
Tu cuerpo y tu mente forman un equipo. Alimentarte con amor, con presencia y con alimentos que nutren de verdad, puede marcar la diferencia en tu día a día.
Recordá: no se trata de hacer dieta ni de seguir reglas estrictas, sino de conectar con tu bienestar desde lo más simple: lo que elegís comer.
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